Formado en el año 2008.
Consideramos la fotografía como una forma activa y apasionada de reconocer el mundo, y a nosotros en él. Entendemos que nuestra obligación es la de elaborar discursos donde lo más importante sea descifrar los aspectos representativos y simbólicos de la fotografía.
Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños, pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros. No se trata de estar acechando la mentira como cualquier repórter, y atrapar la estúpida silueta del personajón que sale del número 10 de Downing Street, pero de todas maneras cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento, de no perder ese brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra, o la carrera trenzas al aire de una chiquilla que vuelve con un pan o una botella de leche. Michel sabía que el fotógrafo opera siempre como una permutación de su manera personal de ver el mundo por otra que la cámara le impone insidiosa (ahora pasa una gran nube casi negra), pero no desconfiaba, sabedor de que le bastaba salir sin la Contax para recuperar el tono distraído, la visión sin encuadre, la luz sin diafragma ni 1/25O. Ahora mismo (qué palabra, ahora, qué estúpida mentira) podía quedarme sentado en el pretil sobre el río, mirando pasar las pinazas negras y rojas, sin que se me ocurriera pensar fotográficamente las escenas, nada más que dejándome ir en el dejarse ir de las cosas, corriendo inmóvil con el tiempo. Y ya no soplaba viento.
Fragmento de Las babas del diablo, de Julio Cortázar.
… si pudiera fotografiar esos demonios, los derrotaría. Al ser observado con verdadera atención, un objeto o un cuerpo de apariencia común se transforma en algo sagrado. La cámara puede revelar los secretos que el ojo desnudo o la mente no captan, todo desaparece salvo aquello enfocado en el cuadro. La fotografía es un ejercicio de observación y el resultado es siempre un golpe de suerte… La cámara es un aparato simple, hasta el mas inepto puede usarla, el desafío consiste en crear con ella esa combinación de verdad y belleza que se llama arte. Esa búsqueda es sobre todo espiritual. Busco verdad y belleza en la transparencia de una hoja en otoño, en la forma perfecta de un caracol en la playa, en la curva de una espalda femenina, en la textura de un antiguo tronco de arbol, pero también en otras formas escurridizas de la realidad. Algunas veces, al trabajar con una imágen en mi cuarto oscuro, aparece el alma de una persona, la emoción de un evento o la esencia vital de un objeto, entonces la gratitud me estalla en el pecho y suelto el llanto, no puedo evitarlo. A esa revelación apunta mi oficio.
Fragmento de Retrato en sepia, de Isabel Allende.